Se le conoce como grooming a las “formas delictivas de acoso que implican a un adulto que se pone en contacto con un menor para ganarse su confianza e involucrarle en una actividad sexual”.
Una de las secuelas de haber estado en una relación violenta es que seguimos viéndonos a nosotras mismas con los ojos del agresor, sus palabras nos juzgaron durante tanto tiempo que de pronto parecen que son nuestras ideas, convirtiéndose en pensamientos nocivos que dañan nuestra autoestima.
Googleando, podemos encontrar muchas cifras, sin embargo, nosotras sabemos que no somos números y en este post, queremos humanizar los “datos duros” de la violencia de género.